Se fue el Beto
El Beto, Alberto Colmegna.
Desde que se enfermó y supimos que no tenía solución hice como que no pasaba nada, negué el hecho de que no iba a volver. No quería ver como avanzaba el tumor que lo enfermaba, era una forma de mentirme un rato y esperar que volviera. Ahora nos dejó. Llegué hoy a la mañana a la oficina y noté la diferencia que me negaba a aceptar.
Lo primero que pasaba la mayor parte de los días era que discutiamos para ver quien hacía el mate, esa era solo la primer pelea. Luego seguíamos con el fútbol, los autos, el trabajo, el país, la religión, el turismo... lo que fuera. Todo era una oportunidad para discutir, nunca a medias... no importaba que, siempre encontrabamos una forma de estar en extremos opuestos. A Beto lo querías o lo odiabas, y/o las dos cosas a la vez. Siempre frontal, sin opiniones grises... te ibas a enojar si o si en algún momento, no se podía evitar.
No se porque discutiamos por los autos... los dos fana del Chivo, pero si ahí no podiamos discutir por la marca era por el piloto, o la fórmula uno, o cualquier otra categoría.
Le ponía pasión a todo lo que hacía y decía, sin importar como afectara a los demás o lo que pensaran. No había medias tintas.
Pongo esta foto que pinta lo que le gustaba, el cielo y el mar de este lugar que lo atrapó y no lo dejó ir. El aire patagónico del que podía protestar pero no se podía alejar.
Beto, si hay algo más seguro vas a encontrar la forma para que podamos volver a discutir. De jodido es probable que no me lo hagas saber ahora, pero... dale, como son las minas ahí?
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